Que el centro de tu mirada lo ocupe Jesús
- Desde los gritos de justicia que nacen en tantos lugares de la tierra
- Desde la búsqueda insegura de millones de emigrantes
- Desde los sin nada de este mundo…
Acoge a Jesús que viene
Es el Siervo. Se siente enviado por el Padre para hacer presente el amor en medio de Jerusalén. Ha aprendido mucho por los caminos. Acepta el plan del Padre de vencer el odio con el amor. Acoge los vítores de los niños que salen a su encuentro con palmas. Descubre agazapado el poder del odio. Huele a drama. Hay mucha intensidad en cada gesto, en cada palabra. Es la hora de Dios, de su proyecto (Cf Is 50,4-7).
Mira a Jesús
- Viene de un largo camino. No ha sido fácil ser fiel. Los discípulos querían quedarse en Galilea; allí se sentían más seguros y aplaudidos. Pero Él tuvo siempre claro el proyecto del Padre: “Como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén” (Lc 9,51).
- Llega como un buscador apasionado de los pobres, de los que lloran, de los perseguidos. Llega para apoyar con su vida a los que trabajan por la paz, a los que van por la vida con un corazón transparente. Dios está con los últimos, es el Dios con nosotros. Desea que se cumplan del todo las bienaventuranzas del monte: “Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados” (Mt 5,5).
- Trae un proyecto de comunión que quiere compartir. Siempre ha compartido con los suyos lo que el Padre le ha comunicado. Ahora quiere contar a todos las melodías más íntimas. Los niños y todos los que ansían salvación perciben el rumor de esas músicas y cantan a su paso. “Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!” (Mc 11,10).
Testimonio:
“No es difícil alabar y cantar con todo asegurado. La maravilla es que los que reconstruyen sus vidas después de las catástrofes de terremotos, y los presos de Kigali que recibirán hoy visitas de familiares y con mil sudores les podrán llevar algo de comer, bendicen y dan gracias a Dios. ¡Cómo no van a ser los predilectos y de los que hemos de aprender la gratitud! Hoy he recibido carta de ellos. Tal vez no se dan cuenta de cuánto recibimos de ellos y de cómo nos salvan” (Relato de una misionera en África).
Pistas de luz para tu camino
- Acoge a Jesús que llega. En Él nos llega la vida verdadera.
- No lo pierdas de vista en estos días. Sus gestos, sus palabras, su entrega, tienen mucho que ver contigo.
- Practica la acogida. Es la forma de dejarte enriquecer por el que viene.
Oración
- Jesús, mi Amigo, yo te acojo.
- Jesús, mi Salvador, yo te abro mi corazón.
- Jesús, mi Señor, yo me alegro contigo.
- Juntos andemos, Señor.
- Por donde Tú vayas, quiero ir yo.
- Dame tu Espíritu de fortaleza.
- Dame el don de la fe,
- el don de la esperanza.
- Dame el don del amor.
- Que no te abandone en las pruebas.
- Amén.