El amor es universalmente entendido como un sentimiento complejo que se experimenta de manera noble, desinteresada e intensa. Es inherente a la naturaleza humana y puede ser manifestado a cualquier cosa existente en el mundo. De tal modo, amar a los enemigos es posible.
¿Qué hacer para amar a los enemigos?
Los enemigos son considerados aquellas personas que de alguna u otra forma tienen ideales contrarios a los propios. En casos extremos recae el concepto en quienes provocan daños físicos, psicológicos, morales y/o espirituales a sus semejantes.
Indiferentemente de la causa de la enemistad, resulta difícil profesar amor si existe rencor. Por consiguiente, sanar el resentimiento surgido de situaciones adversas es sin lugar a dudas lo primordial para lograr amar a los enemigos.
En realidad, sanar las heridas provocadas por otros demuestra principalmente amor propio y sólo cuando te amas a ti mismo puedes amar a los demás. En esencia, perdonar al prójimo, cualquiera sea el daño ocasionado, libera de sufrir en vano, pues albergar odio lejos de solucionar el problema lo fortalece.
Por tanto, lo prudencial es solventar la situación, aprender de ella y continuar adelante. Esto no quiere decir que el agravio sea minimizado o justificado, sino que permite sobrellevar las heridas sin que afecte la interacción con otras personas.
Razones para amar a los enemigos
Amar es la acción más altruista que el ser humano puede expresar. Sin embargo, amar a los enemigos implica un esfuerzo todavía mayor. Al respecto, la Biblia indica la posición de Jesús en cuanto a lo extraordinario de amar a los enemigos (Lucas 6:27-38).
Es oportuno recomendar la lectura bíblica, la cual aborda en repetidas ocasiones temas de interés cotidiano. Es un libro con sabios consejos que puedes poner en práctica si crees conveniente hacerlo para ti y tu familia.