“El ritmo de un poema puede ser el ritmo de una oración. En la sorpresa de un verso se agazapa a veces, como ciervo entre arbustos que enseguida huye, el reclamo de una gracia. Todas las palabras pasan, menos la suya. ¿Nos empujará al menos el vaivén de nuestras estrofas hacia su orilla?”.
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