Juan de Forde, fiel a la escuela Cisterciense, nos ofrece en esta obra un canto gozoso a Cristo-esposo y a la Iglesia-esposa, un amor profundo a la Palabra de Dios como fuente inagotable de vida espiritual, un programa sólido y práctico de vida cirstiana, y una mirada serena y fija hacia la plenitud escatológica.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.