Este libro parte de una convicción muy simple: Dios está vivo, tal vez más vivo que nunca. El encuentro en el encinar de Mambré, la Zarza ardiente, el susurro de Elías, la voz del Señor a Samuel , y tantos momentos, únicos, irrepetibles del encuentro de Dios con sus amigos y amigas, que no son parte del pasado, sino expresión de la única experiencia del Dios Vivo. Hoy sigue gritando, susurrando, conmoviendo, haciendo amanecer la vida, con la misma verdad y belleza que en aquellos tiempos pasados.