“Un pensamiento del hombre vale más que el mundo entero”, decía san Juan de la Cruz, y añadía, por eso mismo “solo Dios es digno de él”. Pues esto es lo que nos recuerda, a lo que nos anima, y lo que nos facilita el P. Marcelino Iragui, ocd. Nos anima a que, al menos, leamos, meditemos, oremos y nos comprometamos al compás de un solo pensamiento: el de que, con la ayuda del Espíritu, convirtamos en saeta de luz que se nos clave en lo más hondo de nuestro ser cada pensamiento diario que nos propone en este libro.
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