He aquí unas páginas bellísimas con un sartal de oraciones puestas en boca de entrañables animalitos de nuestro zoo más cercano. ¿Para qué? Para orar con ellas… contemplándolas. ¿Cómo? Primero ‘fabulando’, es decir, concediendo a cada uno el don de la palabra y escuchando su dialogar con el Señor. Luego, metiéndonos en su misma piel y captando sus mensajes.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.