Para muchos la pobreza es un escándalo; mucho tiempo fue considerada como un castigo o una maldición. Sin embargo, Cristo afirma lo difícil que le es a un rico entrar en el Reino de los cielos. Pues abrazar la pobreza es abandonar el orden del tener para entrar en el del ser.
En un mundo donde la búsqueda del «siempre más» encubre una profunda inquietud, un cartujo contemporáneo nos ofrece su enseñanza sobre una pobreza asumida, que es deseo de un bien más allá de todo lo que se puede poseer.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.