El XXXIV Simposio Internacional de Teología del Sacerdocio, organizado por la Facultad de Teología del Norte de España en su sede de Burgos, se enmarca en el “Año de la Misericordia”, convocado por el papa Francisco (11-04-2015). En este marco, se imponía la reflexión sobre el sacerdote como “apóstol y testigo de la misericordia divina”.
Si es cierto que todos los miembros de la Iglesia han de sentirse comprometidos en esa tarea de anunciar y testimoniar la misericordia de Dios, “corazón palpitante del Evangelio”, no es menos cierto que los primeros en actuar como apóstoles y testigos de la misericordia divina han de ser los sacerdotes. Para esto han sido llamados y enviados. Han de hacer suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale al encuentro de todos, sin excluir a nadie. Su lenguaje y sus gestos deben transmitir misericordia para penetrar en el corazón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre (cf. MV 12. 25).
Tema de interés crucial y de permanente actualidad el de la actuación misericordiosa del sacerdote en su triple función de proclamar la Palabra de Dios, administrar los sacramentos y regir al pueblo de Dios. Solo la actuación compasiva y misericordiosa permitirá al sacerdote responder fielmente a la consigna del papa Francisco: “no pensar en uno mismo, tener autoridad sin ser autoritarios, firmes pero no duros, alegres pero no superficiales; en una palabra, pastores y no funcionarios” (20-11-2015).
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