23 de agosto: Santa Rosa de Lima (1586-1617)
Mujer peruana, salida del mundo de los pobres, de vida sencilla, fuerte y austera. Cimentó su vida en Cristo crucificado con quien pasaba mucho tiempo en oración. En él encontró la fuerza para vivir.
En sus escritos nos dejó retazos de esta experiencia: “El Salvador levantó la voz y con voz incomparable dijo: ¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación. Comprendan que, conforme al incremento de los trabajos, se aumentan juntamente la medida de los carismas. Fuera de la cruz no hay camino por donde pueda subirse al cielo!”
Muy pronto se despertó en ella la caridad ardiente, la solidaridad: acogía en su propia casa a ancianos y niños abandonados. Vivió en medio de su pueblo el servicio a los más pobres. Por eso Rosa sigue estando presente entre nosotros avivando nuestro compromiso con los más necesitados, con los excluidos de la sociedad. Ellos son el rostro de Cristo.
LAS SEMILLAS DE SANTIDAD SEMBRADAS AYER FLORECEN HOY
El Otro, y los otros (los pobres) te miran, te tocan, te hacen vulnerable. Su rostro se vuelve hacia ti, y no puedes permanecer neutral. Su mirada duele, consuela, reta, acompaña, juzga, ama, siente, ríe, interpela…, y te hace saltar desde sus ojos al más allá. Misión Abierta Posts relacionados