Dios es un ser que es puro amor, un amor sin límites. Esta es la razón principal de la importancia de Dios en la familia. Es el ejemplo a seguir. Una familia donde prevalezca el amor es una lámpara encendida, no solamente para sí misma, sino también para otras familias a las cuales servirá de ejemplo.
La familia es el núcleo fundamental de la sociedad, es su estructura primigenia. Muchos de los problemas que enfrentan las sociedades actuales en diferentes países se originan tras el proceso de desintegración de la familia. Parece ser que los antivalores han tenido como blanco a esta estructura esencial creada por Dios.
La importancia de Dios en la familia
La familia ha dejado de pensarse a sí misma como entidad sagrada. Perder esta consciencia la ha llevado a confundir el amor con el placer y la complacencia. Por esto, hoy día la importancia de Dios en la familia es trascendental. “El amor nunca deja de ser” nos señala el Apóstol Pablo en 1 Corintios 13:8.
Pero el placer deja de ser en cuanto ocurre, es efímero, superfluo e intrascendente. La lección impartida por el amor no es fácil. Requiere la comunión con Dios, es decir, su orientación y dirección.
¿Cómo puede la familia obtener la orientación de Dios?
La orientación y dirección de Dios está contenida en su palabra. La Biblia es el instrumento que Dios nos ha legado para obtener su guía divina y amorosa.
En la palabra de Dios están contenidas todas las sugerencias para construir una vida familiar fundamentada en los principios cristianos.
La familia debe practicar el amor como norma diaria de vida. Esta es la forma expedita de recuperar su carácter sagrado. También la fe y la esperanza, pero primero el amor, que es el mayor entre todos.