En este tiempo que existen grandes retos y grandes oportunidades, se está intentando imponer en nuestra sociedad una ideología con una visión distorsionada de la realidad, que no ayuda a la grandeza de la persona humana que es la ideología de género.
Esta ideología es un nuevo idealismo que supone que la persona puede disociar y dejar de lado su cuerpo real, en beneficio de un cuerpo ideal; no hay verdad, ni naturaleza, ni creación, sólo cultura: ante < yo decido lo que soy >, está < yo soy mi cuerpo espiritualizado >… ideología de género o identidad sexuada. La cultura influye pero no construye la sexualidad.
En el mundo actual, las mujeres se han hecho por fin un sitio en los diferentes ámbitos de la vida social y también eclesial, aunque habrá que seguir avanzando; pero no se puede reducir las reivindicaciones eclesiales de las mujer al sacerdocio femenino, ya que sería una muestra de clericalización de la iglesia, pues se pensaría que sólo se es importante si se es sacerdote.
La ideología de género que tiene su origen y desarrollo en un feminismo radical y en una nueva versión de la < lucha de clases >, lleva con frecuencia a la afirmación de la mujer, en contra del hombre; esto lleva a una enemistad y a una contraposición creciente entre los sexos: mientras las mujeres se han vuelto más seguras, en los hombres se ha dado lo contrario.
Ni prepotencia, ni impotencia… reciprocidad en la diferencia. Existe una riqueza buena, fecunda y fecundante, cuando la mujer ofrece su feminidad y acoge la masculinidad de su cónyuge: armonía, complicidad, complementariedad.
Es urgente trabajar en el fortalecimiento de las identidades femenina y masculina en la grandeza del amor humano, en una verdadera entrega y fecundidad de toda la persona en la grandeza de ser mujer y de ser hombre. La grandeza de la mujer exige la grandeza del hombre.
La grandeza de la mujer no está en copiar al hombre… en ser fuerte, desinhibida, exitosa, autorreferencial, de cuerpo diez, teniendo al otro como un elementos decorativo para su uso y disfrute… la grandeza de la mujer está en el don para humanizar todos los ambientes, en su inclinación a la acogida y a la entrega sacrificada, en la singular capacidad para dar vida; la sensibilidad peculiar de la mujer no es una debilidad de su ser persona, es una riqueza de afecto que le ayuda a captar con prontitud la necesidad de los que viven en la periferia existencial. ¡Que gran capacidad la de la mujer, que con la intuición y la empatía sabe buscar el fin mejor!
Acerca de Santiago Bohigues
Santiago Jesús Bohigues es Director del Secretariado de la Comisión Episcopal del Clero de la Conferencia Episcopal Española.
Ha sido Doctor en Teología Espiritual por la Facultad del Norte de España, en Burgos. Igualmente, a lo largo de este tiempo ha sido vicario parroquial en las localidades de Muro de Alcoy, Cetla de Núñez, Alcocer, Benámer y Alginet así como párroco de Turís y Casinos.
Ha publicado 2 libros dentro de la Colección Mística y Místicos en la Editorial Monte Carmelo: El corazón humano de Cristo e Itinerario de maduración de la vida cristiana.
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