LUNES SANTO: LA GRATUIDAD EN LOS LÍMITES
Nos acercamos a la Hora de la Salvación. «Seis días antes de la Pascua», Jesús va a Betania, la casa de la vida y de la amistad. Una mujer, sensible y valiente, desea aliviar el dolor de Jesús y lo unge con ternura, anticipa su Pascua. En los límites del ser humano, cuando éste es solo un despojo, viene a su encuentro la sorprendente gratuidad. Una mujer, con los ojos del corazón limpios para la ternura, atenta a los signos que hay a su alrededor, se adelante y besa. El gesto de María de Betania abre caminos para aliviar la fragilidad de la humanidad doliente.
«María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume» (Jn 12, 3)
Esta mujer del Evangelio de Juan «presiente» la «entrega» de Jesús y responde, derrochando sin cálculo, amor de compasión, de lágrimas y perfume. El perfume, guardado para un momento especial, lo derrama en esta «Hora» cargada de amor silencioso y entregado. Todos quedan envueltos en este aroma de belleza incalculable, sorprendidos por un gesto de cariño que les desconcierta y extraña.
Oración:
Llena mi vasija con tu perfume, Señor,
para que yo lo pueda derramar por los caminos.